La
educación emocional es un aspecto muy importante en la educación infantil. Los
niños desde pequeñitos, han de aprender a reconocer y canalizar sus emociones y
sentimientos. Si trabajamos la educación emocional ayudamos a los pequeños a
ser pacientes, participativos, empáticos, aprendiendo a reconocer y regular sus
propias emociones.
Os
proporcionamos una serie de actividades para trabajar con los pequeños las
emociones:
EL SEMAFORO: Es una actividad que tratar de enseñar a
los niños a controlar los sentimientos y los impulsos. Necesitaremos tres
globos pequeños por niño: uno rojo, otro amarillo y otro verde. Sentamos a los niños en círculo y les
entregamos los globos. Comenzamos charlando sobre las rabietas: cómo reaccionan
cuando se enfadan y por qué y si consiguen algo así. Les decimos que lo mejor
que podemos hacer cuando nos enfadamos, en lugar de pataletas, es explicar qué
es lo que queremos y por qué.
Vamos
a ponerles situaciones que puedan provocarles enfado (por ejemplo, que quiera
algo y no se lo compren, que quiera jugar con un juguete que en ese momento
tiene otro niños, etc.) y a preguntar cómo reaccionan ellos en esos casos.
Pedimos
a un niño que responda a una situación. El resto de los niños deberán valorar
su reacción en función de si se ha parado a pensar e intentar razonar (en este
caso irán mostrando el globo verde), si dice algo que indique que se empieza a
enfadar (debemos complicarle el caso para que reaccione), en este caso
mostrarán el globo amarillo para precaución; o si dicen que gritan o patalean o
lloran hasta que consiguen lo que quieren, los niños mostrarán el globo rojo de
stop, y diremos entre todos cómo deberíamos intentar reaccionar en esos casos.
EL RELOJ DE LAS EMOCIONES: Sobre un círculo de cartulina enganchamos
las imágenes de diversos niños que muestran diferentes emociones (alegría, tristeza,
sorpresa, enfado, vergüenza, etc.), y en el centro enganchamos una flecha que
pueda girar. Una vez tenemos el reloj construido, podemos hacerlo servir
para diferentes actividades: Explicamos un cuento: a medida que narramos el
cuento, los niños deberán colocar la flecha en una u otra emoción, en función
de las situaciones y sentimientos que estaba atravesando el personaje del
cuento que se está contando. Para evitar disputas, se puede establecer un orden
para mover la aguja del “reloj”.
NOS RELAJAMOS: Con esta actividad pretendemos que los niños
aprendan a relajarse y reducir el estrés. Necesitaremos colchonetas o algo
similar puesto que tendrán que tumbarse en el suelo.
Colocamos
las colchonetas en el suelo y pedimos a los niños que se sienten sobre ellas. Les explicamos que hay
veces que por cualquier motivo estamos más nerviosos de lo habitual y no
podemos estar quietos ni concentrarnos en nada. Preguntamos a los alumnos que
en qué ocasiones les sucede esto y qué pasa cuando se sienten así. Explicamos a
los niños que podemos controlar esos nervios relajándonos y que eso es lo que
vamos a hacer ahora todos juntos.
Les
pedimos que se tumben de forma que estén cómodos y que cierren los ojos.
Ponemos una música relajante.
Empezamos
a hablar despacio y no muy alto, pero dejando que nuestra voz se escuche por
encima de la música. Tenemos que intentar que los niños se identifiquen con lo
que vamos diciendo, que se lo vayan imaginando. Comenzamos diciendo que estamos
tumbados, muy relajados y a gusto. Estamos en el campo, sobre la hierba, y nos
está dando el solecito. Oímos los pájaros cantar, y es muy bonito. Ahora somos
una mariposa; desplegamos nuestras alas y vamos volando hasta esa flor tan
bonita que tenemos enfrente. Nos posamos en la flor, y estamos muy a gusto.
Respiramos hondo. Se sigue escuchando el canto de los pájaros y nos relaja
mucho, y el sol sigue calentando... y estamos muy relajados... Seguimos hablándoles
en este estilo guiado por nuestra imaginación, el tiempo que estimemos
conveniente.
DI PATATA: Consiste en que los niños aprendan a
expresar mediante gestos las emociones de alegría, tristeza y enfado. Necesitaremos
una cámara de fotos. Salen los niños de uno en uno. Indicamos al niño que sale
qué sentimiento tiene que representar para la foto. Mientras que el niño posa y
le hacemos la foto, el resto de la clase debe adivinar de qué sentimiento se
trata.
Una
vez identificado, les preguntamos en qué situaciones se encuentran así. Al final, hacemos tres fotos a toda la clase:
una en la que estén todos alegres, en otra todos tristes y en otra todos
enfadados.